Un aneurisma es una dilatación anormal y localizada de una arteria causada por el debilitamiento de las paredes del vaso sanguíneo. Aunque pueden ocurrir en cualquier arteria del cuerpo, los aneurismas más frecuentes son los aneurismas cerebrales (en el cerebro) y los aneurismas aórticos (en la aorta, la arteria principal que sale del corazón). Si no se detectan a tiempo o no se tratan adecuadamente, los aneurismas pueden romperse, provocando hemorragias internas graves y poniendo en riesgo la vida.
1. Tipos de aneurismas
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Aneurisma cerebral (intracraneal)
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Surge en una arteria del cerebro.
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Puede ser congénito (presente desde el nacimiento) o desarrollarse con el tiempo.
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Si se rompe, se produce una hemorragia subaracnoidea que requiere atención médica de urgencia.
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Aneurisma aórtico
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Aneurisma de aorta torácica (AAT): Aparece en la sección de la aorta que atraviesa el tórax.
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Aneurisma de aorta abdominal (AAA): Se localiza en la parte de la aorta dentro del abdomen.
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Los aneurismas aórticos suelen asociarse con la aterosclerosis y la hipertensión.
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Aneurisma periférico
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Menos frecuentes, afectan arterias fuera del cerebro y la aorta, como las arterias poplíteas en la rodilla o las mesentéricas en el abdomen.
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Su ruptura puede causar dolor localizado, isquemia de extremidades o problemas digestivos, según la arteria afectada.
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Aneurisma disecante
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La capa interna de la arteria se desgarra, permitiendo que la sangre se infiltre entre las capas de la pared, generando un “falso lumen”.
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Causa dolor intenso y requiere tratamiento urgente.
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2. Causas y factores de riesgo
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Edad avanzada: A medida que envejecemos, las paredes arteriales se debilitan.
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Hipertensión arterial crónica: La presión elevada en las arterias puede desgastar la pared vascular.
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Aterosclerosis: Depósito de placas de grasa y calcio que debilitan la estructura arterial.
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Antecedentes familiares: Predisposición genética a debilitar las paredes vasculares.
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Tabaquismo: Fumar daña las arterias y aumenta el riesgo de formación de aneurismas.
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Colesterol alto: Contribuye a la aterosclerosis y al debilitamiento arterial.
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Enfermedades del tejido conectivo: Como el síndrome de Marfán o el síndrome de Ehlers-Danlos, que afectan la integridad de las paredes arteriales.
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Infecciones o inflamaciones vasculares: Algunas infecciones (por ejemplo, sífilis no tratada) o vasculitis pueden originar aneurismas.
3. Síntomas y señales de alerta
Los aneurismas a menudo no presentan síntomas hasta que alcanzan un tamaño significativo o se rompen. Sin embargo, pueden manifestarse de la siguiente manera:
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Aneurisma cerebral
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Dolor de cabeza súbito e intenso, descrito como “el peor dolor de mi vida”.
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Rigidez de nuca, náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz.
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Alteraciones visuales, confusión, convulsiones o pérdida del conocimiento si hay hemorragia.
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Anejo: Un aneurisma no roto, pequeño o en fase de crecimiento, puede generar síntomas leves como cambios visuales, dolor detrás de los ojos o dificultad para mover un párpado.
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Aneurisma de aorta torácica
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Dolor en el pecho, la espalda o la mandíbula.
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Tos persistente, dificultad para tragar o ronquera (por compresión de estructuras vecinas).
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Puede palparse una masa pulsátil en el tórax al hacer exámenes de imagen.
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Aneurisma de aorta abdominal
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Dolor punzante o sordo en la parte baja de la espalda o en el abdomen.
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Sensación de masa pulsátil cerca del ombligo.
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Si se agranda rápidamente, puede provocar náuseas o vómitos.
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Aneurisma disecante (general)
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Dolor súbito y agudo en el pecho, el abdomen o la espalda, según la ubicación.
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Pérdida de pulso en extremidades si la disección afecta ramas arteriales.
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Hipotensión o shock si se rompe la arteria.
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Aneurismas periféricos
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Dolor o calambres en la zona afectada (por ejemplo, la pantorrilla).
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Sensación de masa pulsátil en la zona lesionada (rodilla, muslo, etc.).
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Enrojecimiento o hinchazón si hay trombosis asociada.
4. Diagnóstico
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Para confirmar la presencia de un aneurisma y definir su tamaño, ubicación y riesgo de ruptura, se utilizan pruebas de imagen:
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Ultrasonido Doppler (sobre todo para aneurismas abdominales): Evalúa el flujo sanguíneo y el diámetro de la arteria.
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Tomografía computarizada (TC) o angio-TC: Imágenes detalladas que permiten medir con precisión el aneurisma y verificar si existe disección.
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Resonancia magnética (RM) o angio-RM: Útil para aneurismas cerebrales o en pacientes que no pueden recibir contraste yodado.
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Angiografía por sustracción digital: Técnica invasiva que inyecta contraste directo en la arteria para visualizar con detalle el aneurisma, recomendada cuando se planifica un tratamiento quirúrgico.
5. Tratamientos disponibles
La estrategia de tratamiento depende del tamaño del aneurisma, la ubicación y el estado general del paciente. Se puede optar por:
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Vigilancia activa (“watchful waiting”)
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Cuando el aneurisma es pequeño (por ejemplo, menor de 5 cm en aorta abdominal) y no causa síntomas.
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Se controla con ecografías o TC periódicas (cada 6 meses o cada año) para vigilar el crecimiento.
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Control de factores de riesgo
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Terapia antihipertensiva: Bajar la presión arterial para reducir la tensión en la pared arterial (como betabloqueantes o inhibidores de la ECA).
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Cambio de hábitos: Dejar de fumar y controlar el colesterol con dieta y, si es necesario, medicamentos (estatinas).
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Actividad física moderada y dieta rica en frutas, verduras y fibra.
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Tratamiento endovascular
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Reparación endovascular con stent (EVAR o TEVAR):
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Se introduce un endoprótesis (stent cubierto) a través de la arteria femoral hasta el sitio del aneurisma para “bypassear” el segmento debilitado.
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Menos invasivo que la cirugía abierta, recuperación más rápida, indicado para aneurismas aórticos abdominales o torácicos seleccionados.
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Cirugía abierta
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Resección quirúrgica y reemplazo con injerto protésico:
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Se realiza una incisión en el abdomen o en el tórax, se aísla el aneurisma, se extrae y se sutura un injerto sintético resistente al flujo sanguíneo.
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Indicada en aneurismas grandes (>5.5 cm en aneurisma de aorta abdominal) o aquellos que no son candidatos a tratamiento endovascular.
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Tratamiento del aneurisma cerebral
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Clips quirúrgicos: Se coloca un clip metálico en el cuello del aneurisma para impedir el flujo.
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Embolización con espirales (coils): Procedimiento endovascular que introduce microespiras dentro del aneurisma para inducir trombosis y sellarlo.
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La elección depende de la forma, tamaño y ubicación del aneurisma cerebral.
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6. Prevención y medidas de cuidado
Para reducir el riesgo de desarrollar un aneurisma o evitar su crecimiento:
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Controlar la presión arterial: Mantenerla en rangos saludables (<130/80 mm Hg).
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Dejar de fumar: El tabaco es uno de los factores de riesgo más importantes.
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Mantener niveles de colesterol óptimos: Dieta baja en grasas saturadas; si es necesario, medicamentos (estatinas).
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Realizar ejercicio moderado: Caminar al menos 30 minutos al día y actividades aeróbicas tres veces por semana.
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Dieta equilibrada: Rica en frutas, verduras, cereales integrales y baja en sal.
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Revisiones médicas periódicas: Especialmente si tienes antecedentes familiares de aneurismas o factores de riesgo (hipertensión, aneurisma previo, etc.).
7. Signos de alarma y cuándo buscar ayuda
Acude a urgencias si experimentas:
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Dolor súbito, intenso y punzante en el pecho o la espalda, que irradiado al abdomen (sospecha de aneurisma aórtico disecante).
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Dolor de cabeza muy intenso y brusco, acompañado de rigidez de nuca, náuseas o pérdida de conciencia (posible ruptura de aneurisma cerebral).
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Sensación de masa pulsátil en abdomen con dolor intenso, mareo o sudoración (puede ser indicativo de ruptura de aneurisma abdominal).
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Pérdida súbita de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, problemas del habla o visión (en aneurisma cerebral).
La detección temprana y el tratamiento inmediato son cruciales para prevenir complicaciones graves o mortales.