La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es una vitamina esencial que el cuerpo no produce ni almacena, por lo que debe obtenerse a través de la alimentación diaria. Es hidrosoluble, lo que significa que se disuelve en agua y se elimina por la orina si hay exceso.
Principales beneficios de la vitamina C
1. Refuerza el sistema inmunológico
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Estimula la producción de glóbulos blancos que defienden el cuerpo contra virus y bacterias.
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Es muy usada para prevenir y acortar resfriados y otras infecciones.
2. Mejora la salud de la piel
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Ayuda a la producción de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme, elástica y joven.
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Favorece la cicatrización de heridas y reduce manchas.
3. Protege el corazón
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Actúa como antioxidante, evitando el daño de los radicales libres en las arterias.
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Contribuye a reducir la presión arterial y el colesterol malo (LDL).
4. Favorece la salud cerebral
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Participa en la síntesis de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
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Puede ayudar a reducir el estrés oxidativo en el cerebro.
5. Mejora la absorción de hierro
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Especialmente del hierro vegetal (presente en legumbres, espinacas, etc.).
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Previene y ayuda en casos de anemia por deficiencia de hierro.
Alimentos ricos en vitamina C
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Frutas cítricas: naranja, mandarina, limón, toronja.
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Frutas tropicales: piña, papaya, kiwi, guayaba (¡una de las más ricas en vitamina C!).
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Frutas del bosque: fresas, moras.
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Verduras: pimientos (rojo y verde), brócoli, col rizada, espinaca, tomate.
¿Y los suplementos?
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Útiles en personas con dietas pobres en frutas y verduras o con defensas bajas.
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Siempre se recomienda consultar al médico antes de tomarlos.
¿Exceso de vitamina C?
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No suele causar problemas, pero en altas dosis puede provocar:
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Náuseas o diarrea
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Dolor estomacal
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Cálculos renales (en personas sensibles)
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Dosis diaria recomendada:
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Adultos: entre 65 y 90 mg/día.
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No exceder los 2000 mg/día.